Lilian Maitino

Para qué vivir consciente

¿Es una buena pregunta?

Muchas veces he escuchado a mis clientes decir: «Me gustaría no haberme dado cuenta.»

Siempre tenemos la posibilidad de cultivar la ceguera o cultivar la conciencia. Y además, por mucho que cultivemos la conciencia, inevitablemente siempre vamos a tener espacios de ceguera. Aunque no es lo mismo saber que tenemos espacios de ceguera, usualmente llamada ceguera cognitiva, que andar por la vida pensando que soy consciente de todo y que lo que observo es la realidad.

Vivir conscientemente hoy aparece casi como una moda. Una moda que celebro, porque mi deseo es que se instale como una posibilidad de vida. Es una posibilidad para todo ser humano. El darse cuenta es una operación cognitiva que todos tenemos a mano y que podemos elegir cultivar o despertar. Como dicen algunas tradiciones, «abrir los ojos y observar», ampliando así nuestros niveles de conciencia.

¿De qué se trata vivir conscientemente?

Cuando lo enmarco en una operación cognitiva, hablo de una capacidad que incluye nuestra neurobiología, nuestro sistema psíquico y nuestro espíritu. Es una situación que aparece como nueva frente a nuestros ojos, aunque quizás ya estaba ahí.

¿A quién no le ha pasado que, viendo una misma película dos veces, descubre detalles que la primera vez no percibió? Quizás la trama lo absorbió tanto que no prestó atención a los detalles fotográficos, los textos o los diálogos.

A eso me refiero. La conciencia es la capacidad de generar un darse cuenta. Es una de las características que nos hace humanos: la posibilidad de vernos a nosotros mismos. Además, somos seres sociales; vivimos y convivimos con otros seres humanos, con otras formas de vida y con nuestro entorno, en este planeta que compartimos.

La conciencia desde la biología cultural

Desde la biología cultural y cognitiva, propuesta por el Dr. Humberto Maturana, Jimena Dávila y otros científicos que algunos incluyen dentro de las neurociencias, la conciencia o el darse cuenta es la capacidad de observarnos. Observar es nuestra primera operación lingüística, la que nos distingue como especie y nos permite crear y cocrear el día a día y los mundos que tejemos juntos.

Es un proceso dinámico, sucede en el presente, y es natural y espontáneo.

¿Por qué repetimos comportamientos dañinos?

Si la conciencia es natural, dinámica y espontánea, ¿por qué repetimos patrones y comportamientos que no nos hacen bien a nivel individual, organizacional y social? Esa es una excelente pregunta.

La respuesta que escucho reiteradamente es por miedo. Sin embargo, después de 27 años de trabajo acompañando el desarrollo de personas y organizaciones, incluyéndome a mí misma, no creo que sea por miedo. Más bien, me inclino a pensar que esto se debe a la ignorancia.

Ignoramos cómo surge la toma de conciencia, cómo funciona y cómo podemos cultivarla. Históricamente, se ha priorizado la estabilidad y la repetición de comportamientos. Esto, insisto, responde a la ignorancia de que podemos estar mejor. Desde los años 60, este conocimiento ha comenzado a expandirse. Aunque parezca mucho tiempo, no lo es si miramos la historia y evolución de la humanidad.

¿Qué hacemos cuando nos damos cuenta de que podemos darnos cuenta?

Cuando abrimos los ojos y nos damos cuenta de esta capacidad, se nos abre la posibilidad de vivir una vida más creativa, con mayor libertad, felicidad, compasión, profundidad y significado.

Entonces, otra buena pregunta sería: ¿Qué hacemos a partir de ahí?

La respuesta es comprometernos con nosotros mismos. Con el ser humano que somos.

  • Aprender a hacer conciencia.
  • Aprender a elegir conscientemente.
  • Reaprender a comunicarnos.
  • Educarnos emocionalmente.

Elegir con quién compartir este camino, con quién nos pueda colaborar, ayudar y acompañar en nuestra búsqueda de creatividad y bienestar.

Cultivar lo que nos hace humanos

Somos organismos vivos con características únicas. Nuestra capacidad de darnos cuenta y nuestra sociabilidad son dos condiciones que nos definen como humanos.

Para lograr calidad de vida, integridad y realización personal y colectiva, es fundamental elegir vivir cada día de manera más consciente. Porque solo así podemos construir un futuro más pleno y significativo, tanto para nosotros como para quienes nos rodean.